Mi tía Rosi se pasaba las mañanas del sábado dibujando y coloreando después vestidos preciosos y muñecas de papel con toda la paciencia del mundo. Y nosotras luego, pasábamos las horas muertas recortando y probando los modelos de colecciones enteras.
¡¡Que bien nos lo pasábamos, bendita infancia!!
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